Aproximadamente a los 6 meses aparecen los primeros dientes de leche. Desde este momento, tenemos que controlar la aparición sucesiva de todos los dientes temporales y la higiene oral del niño. Hacia los 2-3 años, todos los dientes temporales (10 en la arcada superior y 10 en la arcada inferior) deberían haber erupcionado.
Por otra parte, hacia los 6 años erupciona la primera muela definitiva y hasta los 12 el niño irá cambiando su dentición de leche por la definitiva. Las muelas del juicio aparecen mucho más tarde, una vez pasada la adolescencia entre los 18 y los 22 años.
Tan pronto como aparezca el primer diente y antes de que el niño cumpla un año tenemos que visitar al dentista. En este caso, el odontopediatra se encargará de controlar la erupción de todos los dientes temporales, de enseñar cómo cuidarse las encías y de los dientes del niño. Sobre todo, de establecer una relación de confianza con el niño haciendo de la visita al dentista un juego.
En las etapas más iniciales, se pueden lavar las encías y los primeros dientes de leche con una toalla mojada con agua. A partir de la erupción de los dientes de leche, vamos a comenzar a utilizar pasta de dientes y cepillo infantil. El padre o la madre deberán lavar con delicadeza y con muy poca pasta los dientes del niño dos veces al día, preferiblemente por la mañana y por la noche. A partir de los 5-6 años, el niño/a deberá empezar a cepillarse solito, siempre con la supervisión de los padres, para ir adquiriendo un hábito higiénico que lo ayudará durante toda la vida.
Igual que los dientes definitivos, los dientes temporales también pueden tener caries que, si dejamos que vayan progresando, pueden infectar el nervio. Las caries se pueden tratar eliminando el tejido infectado y colocando un material biocompatible y estético. Tan pronto como haya sospecha de una posible caries, llevad a vuestro hijo al dentista para que pueda ser tratado. Si la caries ha destruido mucho el diente, se tendrán que colocar fundas o coronas metálicas poco estéticas, pero que permitirán una correcta masticación y evitarán malposiciones preservando el espacio.
Es un error no dar importancia a las caries de los dientes temporales porque pueden progresar muy rápido y afectar a los dientes definitivos.
Este tipo de manchas pueden aparecer por una pérdida de contenido mineral del esmalte, en la formación del diente, previa a su erupción o por agentes externos que están ejerciendo un daño sobre las piezas dentales del niño.
Las manchas blancas en dientes de leche pueden corresponder a caries en su etapa inicial o al padecimiento de fluorosis. Las caries en los dientes de leche se muestran como una pequeña mancha blanca que, si un odontopediatra le pone solución a tiempo, se quedará como una cicatriz y no irá a más. En el caso de que este tipo de manchas correspondan a una fluorosis, se deberá a que la boca del niño ha estado expuesta a un exceso de flúor. En ambos casos, es necesario acudir al odontopediatra para que valore la mancha.
Tienes que acudir al dentista lo antes posible. Dependiendo de la gravedad de la fractura, el profesional podrá valorar qué hacer. Si el diente se ha desprendido completamente de su lugar y lo has podido recuperar, sumérgelo en leche o suero fisiológico y llévalo a la consulta.
En el caso de que la rotura del diente de leche haya desencadenado un sangrado abundante intenta cortar la hemorragia con una gasa y ejerciendo una presión leve para no causar más dolor al niño.
Es fundamental que los dientes de leche se mantengan en su lugar hasta que los definitivos se hayan formado por completo. De lo contrario podría haber complicaciones a futuro en la posición de los dientes permanentes.
No debes quitar un diente de leche si está flojo por varios motivos:
Si al moverse, el diente de leche sangra, es un indicio de que aún está muy arraigado al nervio y debemos esperar algo más de tiempo sin interferir.
Lo mejor que puedes hacer para evitar que un niño tenga miedo al dentista es familiarizarle dando ejemplo. Acude a tus consultas acompañado de tu hijo para que pueda ver cómo te comportas y se familiarice con las salas e instrumentos. También puedes evitar comentarios que le creen alertas como, por ejemplo: “si sigues comiendo chucherías tendrás que ir al dentista” o evita mencionar la palabra dolor, “no te preocupes, si no te va a doler”. En su lugar, puedes utilizar frases que normalicen la situación: “Vamos a ir al dentista, y como te vas a portar bien después pasearemos hasta el parque”.